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Si tienes 1 huevo, haz donas: esponjosas y suaves como el algodón.

  1. Disuelve la levadura en agua tibia, mezcla bien y deja reposar durante unos 10 minutos en un lugar cálido para activarla.
  2. En un recipiente hondo, bate el huevo a temperatura ambiente (que no esté frío de la nevera).
  3. Agrega el azúcar, la ralladura fina de naranja (previamente mezclada con bicarbonato de sodio) y el aceite al huevo. Mezcla todo con un tenedor hasta que esté bien combinado. Luego, agrega la levadura activada y mezcla nuevamente.
  4. Añade gradualmente la harina mezclada con la sal. Al principio, mezcla con una cuchara o espátula hasta que la harina absorba el líquido, luego continúa amasando con las manos. Cuando se forme la masa, úntala con un poco de mantequilla.
  5. Amasa nuevamente, cubre la masa con film transparente y deja que repose durante una hora en un lugar cálido y sin corrientes de aire. Es importante que la masa fermente bien y duplique su volumen.
  6. Voltea la masa fermentada sobre una superficie ligeramente enharinada.
  7. Extiende la masa con un rodillo en una lámina grande con un grosor de 1 cm. Usa un molde o un vaso para cortar las donas y colócalas en una bandeja. Cúbrelas con un paño limpio para que no se sequen y déjalas reposar durante media hora.

 


 

  1. Luego, sumérgelas en aceite caliente a una temperatura moderada y fríelas hasta que estén doradas por ambos lados. Sácalas sobre un plato cubierto con papel absorbente y, después de unos 15 minutos cuando se enfríen un poco, llénalas con mermelada o al gusto.